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Ironías de la vida.

     Con este título quiero darles a conocer una serie de pensamientos que aquí el menda ha tenido en las últimas horas.

     Me di cuenta que era especial y rarito desde muy jovencito. Mientras la mayoría de mis compañeros de ese centro de entrenamiento mental llamado colegio se dedicaban a las prácticas onanísticas por fuera del aula de trabajos manuales (otra ironía más), uno se quedaba flipando viendo fotos de los primeros videojuegos de Playstation.

     Pasa el tiempo, y no ha sido hasta fechas recientes cuando uno ha descubierto ese "maravilloso" mundo de las relaciones amorosas entre seres humanos (relaciones heterosexuales, lo pongo por si las moscas). Las cosas han ido bien y mal. Te pones a recordar, y sin quererlo usas ese mecanismo que todo ser humano usa en algún momento en la vida. Mejor dicho, usas constantemente. Me refiero a la comparación. Comparas unas situaciones con otras, intentando lograr un término medio. Pero cuando comparas descubres cosas que hacen que sonrías, a la vez que hace que te preguntes qué coño pasa. ¿Un ejemplo? Mi ex peninsular, esa que algunos de ustedes conocen, cogió un día una maleta, metió su disfraz, algo de ropa y a su mejor amiga, y recorrió 1.700 kilómetros para venir a verme. Mi actual "amiga especial" (también conocida como novia, aunque ahora creo que se ha quedado en un "work in progress", un anteproyecto prematuro, o en una mera intención), que vive en mi misma isla y va a mi misma facultad, me ha pegado como 6 ó 7 veces plantón (2 de ellas justificadas; el resto... sin comentarios). Así que ya tienen explicación a mi frustración y mala hostia del martes, porque ese día se produjo el último y definitivo cuelgue de la señorita.

     Antes era crédulo hasta la médula. Diferentes situaciones en la vida me han hecho tener más "experiencia" (no puedo decir que haya madurado, porque un ser maduro no se compra un muñeco de la ardilla de "Ice Age" ni le regalan un peluche de la misma película). Y si antes creía ciegamente, ahora me he subido al carro de muchos, ese carro que pone en un ladito "hasta que no hagas algo que me lo demuestre, no te creo".

     Ahora recuerdo aquellas palabras de ese tío o tía que escribió una vez en el blog diciendo que habíamos pocos así en un mundo que algunos se empeñaban en volver más gris. Antes hacía las cosas por los demás. Ahora creo que va siendo hora de que haga las cosas pensando en mi.

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