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La boda

     Son cerca de las 12 de la noche. Aquí estoy, sentado delante del portátil, descansando después de 7 horas de trabajo. Miro a mi alrededor y veo todos mis trastos: la tele, el dvd, la play, el home cinema… Pero hay algo que desentona. ¿Qué coño hace la corbata ahí?

     Cuando vi la corbata me puse a pensar en las celebraciones familiares, y recordé una que viví no hace mucho: la boda de mi tía.

     Cuando mi madre me dijo que mi tía se casaba en septiembre, sólo me vino a la cabeza una palabra. ¡Mierda! ¿Iba a tener que aguantar a mi familia? Yo traté de salir al paso, buscando una buena excusa, que más que excusa era una realidad: tenía que trabajar. Pero con la carita que puso mi madre cualquiera le dice que no.

     Todas las celebraciones familiares, y sobre todo las bodas, tienen un ritual previo. El primero es la confección mental y posterior compra del modelito que te vas a poner. Puedes ir en plan zarrapastroso o puedes ir en plan pijo. Recuerdo que, de pequeño, mis primos me dejaban excluido (cacho cabrones) porque ellos podían correr con sus tenis y yo apenas podía con los mocasines. Pues nada, opté por el modelo pijo, y como no tenía pasta para comprarme un traje Emidio Tucci, me decanté por la opción más barata, Emilio Tuchi.

     Luego está el tema del pelo. Mi madre no quiere que vaya con greñas (dice que soy Espinete con el pelo de punta), así que tenía que cortármelo. Pues nada, una sesión por la peluquería de Nico y asunto arreglado.

     Sábado 13 de septiembre. Día de la boda. Mi madre me levanta a las 8 de la mañana, no se si por placer o vete tú a saber porqué (¡que son ellas las que tienen que ir a la peluquería, no yo!) Pues somos 2 en casa, o mejor dicho 3 (que Simba también cuenta), sin saber qué hacer. Mi padre revisaba el equipo fotográfico (era el fotógrafo oficial del sarao), y mientras yo recogía la casa y me mentalizaba para soportar tan cruel castigo. Pero, al rato de estar mirando al techo tirado en la cama, aburrido de cojones, me vino a la cabeza una cosa: ¿cómo coño se hace el nudo de la corbata?

     Tras comprobar que aquello quedaba mal haciendo el nudo como si te ataras los cordones de los tenis, pedí ayuda a mi padre. Y comprobé que el dicho de que “la veteranía es un grado” era cierto, porque él no tenía ni puñetera idea de hacerlo, y cuando compró su corbata le pidió al dependiente que le hiciera el nudo. Pero claro, a mi me compran la corbata y ala, averigua como coño se hace.

     ¿Y a dónde acudes cuando quieres saber cómo se hace algo? ¡A Youtube! Así que, tras comprobar que existían sopotocientos mil tipos de nudos, y de varios intentos en los que aquello quedaba cochambroso, conseguí hacerlo.

     Después de que mi madre y mi hermana llegarán de chapa y pintura, tocaba preparase, ponerse la ropa, echarse el Axe y los 40 litros de colonia. Todo iba bien hasta que mi madre pronunció las 5 palabras malditas: “vayan bajando que ya estamos”.

     Cuando oí eso, supe que no bajarían en media hora mínimo, porque ellas son así. Pero cuando te dicen que bajes, que aún les quedan por hacer varias cosas, ya puedes ir al 24 horas a comprarte una sopa de letras, un autodefinido, o una maqueta para que la montes, porque aquello va para largo.

     Llegamos a Güimar, cuidad conocida por... algo (y no me digas que por las pirámides, y bañarse en el Puertito es una mierda, que acabas con piche hasta en las orejas), con sopotocientos grados. Pero no pasaba nada. Un traje con corbata no da calor… Y empezó el calvario.

     Empiezo a saludar a mi familia, que si tíos por aquí, primos por allá… que si a ti te doy un beso, que si a ti te doy 2… que si a ti no te doy ninguno porque no se quien coño eres… que si “señora, suélteme el moflete, que es mío”… que si “ños, que alto eres”…

     Empieza la ceremonia, por lo civil, por cierto. Compruebo personalmente, o mejor dicho mi cabeza, que las carpas no están hechas para gente que mida más de 1.80. Después de oír a la concejala o quien fuera aquella, sale una tía y va y dice que mi tía huele bien. Recapitulemos. ¿Cómo sabes tú que mi tía huele bien? ¿Qué hacían para que descubrieras que mi tía huele bien? Me da que mi tía se lo pasaba MUY BIEN cuando salía de marcha.

     Pues después de tanto buen olor y de ver como el novio no dejaba de morrearse con mi tía (deja algo para la noche de bodas), salen 2 tíos y se ponen a cantar. Cada vez estoy más convencido de que aquello no es una boda sino un casting de Factor X.

     Llega el momento de tirar el arroz. El arroz se puede lanzar de 2 maneras: como la gente normal o como mi cuñado. Si lo tiras como la gente normal lo lanzarás con alegría, como si en vez de lanzar arroz estuvieras lanzando a tu hijo de 2 años al aire para luego cogerlo, y dices cosas como “¡vivan los novios!”. Pero si lo tiras como mi cuñado lo tirarías como si estuvieras participando en una prueba de lanzamiento de jabalina, y dirías cosas como “a ver si le doy” o “eh tu, el calvo de delante, quítate que no veo”.

     Después de comprobar los daños colaterales causados por mi cuñado, teníamos que dejar aquello libre para que los camareros de la finca aquella quitaran las carpas y pusieran las mesas para la comida. Así que nos pidieron que nos fuéramos a una zona contigua donde había algo de picoteo, y cómo de costumbre llegué el último.

     Cuando llegué aquello parecía la Calle Castillo en carnavales. Imposible acercarse a la mesa. Así que me armé de paciencia, y como Alonso esperando a que saliera el safety car, fui ganando posiciones mientras esquivaba puros y extensiones de pelo. Y después de tan sobrehumano esfuerzo, pude comprobar como las moscas se me habían adelantado.

     Falta poco para la comida. Me duele la cara de tanta sonrisa fingida para las fotos. Me preguntan “¿cómo te lo estás pasando?”. Yo contesto “muy bien, genial” (y una mierda, estoy mintiendo). Salgo fuera de la finca para llamar al trabajo.

     Por fin nos sentamos en las mesas. Mi padre anda perdido sacando fotos, y mi madre grabando por ahí con la cámara de video. Si yo tuviera la cámara haría 2 cosas. O bien hago un documental sobre mi primo “autista” (él ahí en su mundo), o me monto una película porno con la novia del padrino (joder que buena que estaba).

     La cena estuvo amenizada por la actuación el diferido de Manny Manuel, Tony Tun Tun y demás gente pachanguera. Si hay algo peor que aguantar a la familia, es aguantarla cuando están pedo. Veía a unos por allí tocando el timple, veía a mi padre con mi tío de cachondeo, oía las risotadas de mi madre desde la otra punta del jardín… ¡joder, soy el único que no bebe aquí o qué!

     Es de noche. Empieza a hacer fresco. Voy al baño y compruebo que la cola era enorme (¿un pedazo de finca con 4 o 5 casas, y sólo tiene un baño?) Pues ala, a improvisar uno. Salí de la finca y me puse a caminar por allí, a hacer “senderismo”. Mientras vacío el depósito oigo música chunda chunda cerca (era sábado, así que habría alguien haciendo botellón).

     La gente empieza a irse. Pero mis padres no despegan. Intento salir de la finca a echarme un cigarro imaginario (que no fumo eeeeeeh), pero los cabrones del restaurante cerraron ya la puerta. Me quedo mirando la decoración. Pienso que o bien intentan darle un toque rústico o son una manada de hediondos (jediondos aquí) desordenados que tienen todos los calderos esparcidos por allí. También veo un portal de belén, y vuelvo a pensar: o son muy previsores o son una manada de vagos que lo han dejado todo el año ahí. Me da que es lo segundo, porque aquello estaba descolorido y cascado por el sol.

     Después de múltiples amagos, por fin mis padres arrancaron. Llegamos a La Laguna. Pero ahora tocaba lo peor. Ahora tocaba hablar de las fotos de la boda. Pero eso…eso será otro día.

     Besos para ellas y chocada de manos para ellos.

     Chris alias “Milhie”.

 

     El que no lo veas no significa que no esté ahí.

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