Recuerdos de Cafetería (2ª parte)
Después del tema del “levantamiento” matutino, recordé otra cosa.
A mi Dios me hizo tímido (va por ti, Johnny). Pero tímido de cojones. Si me miraban ya estaba buscando cualquier cosa para esconderme detrás, y si me mandaban con el típico recado de “vete y dile a fulanito esto, esto y aquello”, era como darme una somanta palos del copón.
No recuerdo cuándo fui perdiendo la timidez, pero últimamente ya no se dónde anda (estará igual de perdida que mi culo). Pero ya no es la timidez, sino que también he aprendido a saber desenvolverme por este mundo de Dios.
Creo que la cosa empezó con aquel experimento de Psicología, en el que nos grababan poniendo caras. A partir de ahí la cosa fue a más, hasta el punto en que hoy en día ya ni me conozco.
El estar de cachondeo con gente que no conozco se ha convertido en el Padre Nuestro de cada día. Eso sin mencionar las sesiones chorras que grabo con la webcam, o las imitaciones que me monto yo solo cuando en mi casa no hay nadie. Y claro, no debe faltar, el ejercicio de asalto táctico protagonizado por servidor hace algún tiempo sentándose a desayunar con una belleza que no conocía (eso sí, como era víspera de Halloween me dio “calabazas”, apropiadas para ese día jajaja).
Si me hubieran dicho que yo haría todo eso hace 10 añitos, más o menos, les hubiera contestado “¡tú estás loco!”
Pero claro, tal cantidad de desmadre no podía ser buena. Y es que, a mayor descontrol (entiéndase por descontrol positivo. Recuerden que soy el Caballero Oscuro; Caballero por no enrollarme con una chica con novio, o sin él, y Oscuro por verlo todo cada vez más negro), mayores lagunas mentales (por ejemplo, irme a trabajar ayer y dejar el portátil encendido).
Otra de las cosas de las que me he dado cuenta es que soy fácilmente sugestionable musicalmente. Ponme una balada de Usher o R Kelly y me vuelvo más meloso que Fresita, la de Gran Hermano, paseando por Salou. Pero ponme a System of a Down y me entran unas ansias destructivas de cojones (¡¡¡denme algo para romper!!!). Eso si, no me pongan a Maná que me suicido. ¿Cómo pueden poner canciones de ese grupo cuando vas de marcha? Es la última vez que me dejo convencer por mi cuñado para que vayamos al Kapitel.
Antes de despedirme, ayer cree el premio “el simplón de la semana”. Como no me parecía justo crear sólo un premio “negativo”, he decidido crear otro que alabe a alguien. Lo he llamado “échate algo, este” (léase con la entonación adecuada), y esta semana va dirigido a Cartaya, nombre en clave Chiquitito. Se ve que este año está empezando el curso con buen pie (y pidiendo apuntes, eso que no falte. ¡No los hagas tú, cacho cabrón jajaja!).
Besos para ellas, y chocadas de manos para ellos
Chris alias “Milhie”.
El que no lo veas no significa que no esté ahí.
0 comentarios